Arco Narrativo
Existe una trama que será el sustento para la creación de los diversos elementos de la trama. Es decir, como la historia evoluciona, es necesario que existan diversos “momentos clave”, para que dicha obra no se sienta aburrida o monótona.
El cine formato Holywood nos da un claro ejemplo: un “héroe” cuyo mundo se encuentra en armonía es expuesto a algo que lo saca de equilibrio: aparece un antagonista (una persona, un cataclismo, una enfermedad). El protagonista lo enfrenta y, generalmente, pierde en primera instancia. Parece que todo está perdido (clímax del relato) cuándo nuestro héroe decide cambiar de estrategia, de enfoque, de actitud, y vuelve a la carga. El antagonista finalmente es vencido, y el mundo del protagonista vuelve al equilibrio, igual al principio o diferente, equilibrio al fin.
Ejemplos, El señor de los anillos, Harry Potter. Cada película, pero también la saga.
El desarrollo tradicional
Tanto la narración tradicional, con su introducción, nudo y desenlace, como en el teatro con sus tres actos, nos proponen un esquema que no por muy transitado está agotado. El 3 parece ser un número mágico al contar una historia. Vean, incluso, como funciona en el humor (el ejemplo más obvio son los chistes que comienzan con “primer acto…”).
Estrategias
¿De lo general a lo particular? ¿De lo abstracto a lo concreto? ¿Armo primero una estructura y luego completo los huecos o, por el contrario, genero contenido y luego veo cómo lo armo?
No hay fórmulas mágicas, pero la clave es mantener el desorden creativo controlado.
¿Me sirve, por ejemplo, tomar una historia a modo de metáfora para presentar mi historia? Leer a Juan Forn. Juan nos deja otras lecciones: comienzo y fin son claves. El misterio (cuándo el tema lo amerita, claro) también juega.
Contexto
Cada historia está situada: en tiempo, en espacio, en coyuntura. Existen una cantidad de elementos que debemos tomar en cuenta. ¿Qué pasa en el contexto geográfico dónde llega mi mensaje? ¿Qué recursos existen, por ejemplo, para abordar problemáticas como las que planteo y buscar soluciones?
Personajes
Si tu podcast es de ficción, deberás definir personajes con características bien claras, cuyas acciones, aún las disruptivas, sean previsibles para nuestra audiencia. Es decir, verosímiles.
En el caso de trabajar con realidad y no con ficción, será la elección de los protagonistas de nuestras historias, las voces de autoridad que convoquemos, las personas que entrevistemos, los que funcionarán como personajes destacados.
Ritmo
El desafío es mantener el interés durante todo el episodio, y también episodio a episodio. Para ello el armado de la grilla y la estrategia para programar los bloques será clave. ¿Cómo ordeno columnistas, entrevistas, invitados, editorial, etc.? ¿Cómo lo matizo desde el audio para evitar la monotonía?
Elección de temas (Forn)
- Que te tema sea opinable, que tenga oposición, que esté abierto al debate
- Que se vincule o pueda vincular con otros temas o lenguajes
- Que se pueda alimentar concitas, frases de libros o películas, otras referencias culturales
- Que se trate de un acontecimiento con proyección en lo público, que importe a nivel comunidad o sociedad
- El tema central debe tener entidad dentro del discurso, no podemos sostener todo el discurso en metáfora o el paralelo. Y debe estar presente en el cierre.
Juan Forn
Escritor / Editor / Periodista

Las contratapas (de Página/12) se constituyeron como género debido a que posee características que le son propias y diferentes a otras formas de narrar.
Abordan, como suelen abordar los podcasts, temas vigentes pero no inmediatos. Suelen ser temas que aún circulan como tales en la opinión pública, pero ya superaron la instancia “noticia de último momento”. Las contratapas de Juan suelen abordar temas actuales pero atemporales.
Muchas veces construye al revés: a partir de una noticia más o menos cercana se aborda un tema atemporal: la libertad, el mito, la crisis como estado permanente.
Lo que hace Juan en sus relatos de contratapa es cruzar dos temas (uno como disparador del otro, como su metáfora ). El ir de uno a otro aumenta el dramatismo del relato, agregar suspenso, captar la atención creando la certeza de que no puedo saltarme nada ya que el relato a) es interesante y b) quedaría incompleto aún conociendo el final.
Andrés Malamud | Poliotólogo / Ensayista
12 lecciones para el ensayista contemporáneo

Prioridad. Los médicos tienen un lema: primum non nocere – lo primero es no dañar. Si pueden, curan; si no, al menos no empeoran. Salvando las distancias, la comunicación de ideas debería parafrasearlos: primum non abhorrere, lo primero es no aburrir. El mejor argumento es estéril si la audiencia cambia de canal.
Tema. Para elegir el contenido no hay reglas: puede responder a un pedido del editor, a un tema candente, a una antigua obsesión. Pero el supremo estimulante son las ganas de ganar una discusión, de demostrar que el otro está equivocado. Los argumentos mejoran cuando tienen rivales.
Objetivo. Aunque la motivación sea ganar una discusión, la finalidad es ayudar a entender al que la mira de afuera. Un artículo cumple su función no cuando el público aclama sino cuando exclama: “ahhh…”.
Foco. Pensar, decía Borges, es olvidar diferencias. No sirve de nada el mapa cuando tiene el mismo tamaño que el territorio. Hay que identificar lo esencial y relegar lo accesorio. Los matices son importantes, pero el detallismo y los firuletes juegan para el rival.
Secuencia. Los mejores artículos de opinión o difusión siguen la fórmula de The Economist: entender, simplificar, exagerar.
Estilo. La clave de la buena escritura es KISS: Keep It Short and Simple. Frases cortas y sin miedo al punto y aparte. Ni cero ni dos: una idea fuerte por párrafo. Limitar las enumeraciones y los adjetivos. Minimizar las oraciones subordinadas. Riqueza de vocabulario sí, jerga no.
Conceptualización. Hace falta definir los conceptos, sobre todo cuando el uso cotidiano es ambiguo o disputado. Pero puede hacérselo mediante metáforas, que denotan menos pero connotan más. El truco es convertir al lector en cómplice, y no en víctima, del texto.
Datos. Las opiniones son como las narices: todos tenemos una, y sólo nos sirve a nosotros. Los argumentos se defienden con evidencia, no con impresiones. No pretendamos que el lector crea en nuestra palabra sólo porque es nuestra: a la brigada de los sin datos se la combate mostrando aquello que más detestan.
Fuentes. Una nota periodística no es un paper: hay que evitar el tono académico. Pero tampoco hay que robar. Cuando una idea tiene autor, es cortés recordarlo. Y también es útil: el lector curioso (o desconfiado) puede así chequear nuestras afirmaciones y ampliar sus lecturas. La presentación conjunta de datos y fuentes contribuye a tornar una columna de análisis política en una de divulgación científica.
Encuadramiento. ¿Nuestro tema es un caso de qué? ¿A qué reino, familia, género y especie pertenece? Es crucial distinguir si tratamos de una regularidad histórica o una coyuntura crítica, de tiempos normales o excepcionales, de un estado, un gobierno o un régimen. Si hay dudas, las respuestas están en El Príncipe, El 18 Brumario, El político y el científico o cualquier trabajo de Giovanni Sartori.
Comparación. A partir de un caso es imposible generalizar, ¡pero también es imposible individualizar! ¿Cómo saber que algo es único si no miramos otra cosa? Quien solo conoce su país no conoce ningún país. Y así con todo.
Humor. Un chiste contribuye a no aburrir, pero además cumple otra función: enfriar. El humor obliga a tomar distancia y da perspectiva. Porque un ciudadano indignado es un buen ciudadano, pero un analista indignado es un mal analista.
Josefina Licitra | Escritora, periodista, cronista
11 consejos para salvar una crónica

Consejo 1: el tema debe trascender la anécdota.
Consejo 2: no elegir como centro del texto a un personaje que va a envejecer rápido como figura.
Consejo 3: una buena crónica no tiene por qué escribirse en mucho tiempo.
Consejo 4: tiene que existir la promesa de una narración, de que algo va a ocurrir.
Consejo 5: tiene que haber algo que te conecte, algo que tengas ganas de resolver.
Consejo 6: el cronista debe pensarse como personaje y si tiene cabida dentro del texto.
Consejo 7: no es necesario tener un gran tema, es decir, algo que sea a primera vista «importante».
Consejo 8: entrevistar a los personajes como si fuera la última vez que los vamos a ver.
Consejo 9: grabar. Así se tiene registro del tono de la voz, las vacilaciones y la cadencia.
Consejo 10: hacer un resumen o sumario de la historia. Sirve para venderla y para aclarar objetivos.
Consejo 11 y último: es muy fácil escribir barroco. Lo difícil es borrar lo que sobra.
Les dejo aquí un hermoso artículo de Josefina: Mujica, un presidente imposible.